Archivo Grupo Arca

 

El proyecto se desarrolla a partir de un espacio residual accidental, que aparece como fisura subterránea en las cimentaciones de una zona de torres corporativas en la Ciudad de México, encontrado bajo los cimientos de un edificio de carácter racional y los del edificio contiguo, de carácter orgánico. Este vacío de concreto de dimensiones monumentales se expresa como una profunda “caverna” subterránea, una afortunada “anomalía” de carácter único e irrepetible en uno de los distritos financieros y comerciales más representativos de la ciudad.

 

Tras el éxito del concepto para el Design Center y Almacén para Grupo Arca en Guadalajara, surge la idea de convertir este hallazgo en un espacio polivalente que se nutre de los valores y compromiso de la marca. No solo para ofrecer la mejor selección de materiales, sino para, además, provocar un impacto en la comunidad mediante la integración de un componente cultural, que permita albergar exhibiciones y lanzamientos de materiales únicos y a veces irrepetibles y promover la vinculación cultural a través de ponencias sobre diseño y arquitectura.

 

La cueva como nodo cultural propone, por tanto, activaciones de productos y nuevas marcas, conciertos, exposiciones, instalaciones, performances, conferencias y talleres, así como un acervo de arquitectura mexicana que integra y exhibe maquetas, planos y procesos creativos de los estudios más representativos del país y del mundo.

 

El acceso al Design Center por medio de un espacio en el nivel -3 del estacionamiento del edificio, se altera para generar una discreta entrada, dando paso a un recorrido por el catálogo y la exhibición de materiales de la marca, y finaliza en una recepción que conduce a un elevador-mirador. Desde un 5° nivel se revela el espacio monumental. Tras el descenso por esta columna exenta, el usuario accede a la cueva mediante un puente sobre el agua, que aparece como elemento a la vez divisor y conector de los dos mundos, un espejo reflectivo que juega con la ilusión de infinito.

 

La propuesta de diseño mantiene el carácter y la esencia del espacio, buscando un escenario dramático e insólito. La intervención limpia de exceso de material residual, e integra por medio de un recubrimiento en ladrillo negro la esencia de los materiales que la marca promueve. Se propone un mundo que complementa lo existente, enalteciendo su belleza y presentando un lienzo sobre el que desplegar el programa.

 

El ladrillo como materialidad basada en la repetición obsesiva de una pieza generadora de planos y volúmenes conforma el anfiteatro (foro), como una gran masa que al seccionarse genera gradas concéntricas. Se crea un universo sobrio, escultórico, con el ladrillo como protagonista que invade el lugar y adopta sus propias formas racionales.

 

La fuerza del espacio por tanto la compone una dualidad: Lo inalterado, cavernoso y crudo contra lo intervenido, racional y tectónico. Es esta dualidad es el concepto rector del espacio. Un espacio diáfano y monumental que expresa neutralidad otorgando el protagonismo de la escena a las piezas de piedra y madera que se exhiben a modo de galería. Un lugar escultórico que por lo atractivo de su crudeza se interviene de forma limpia y contundente para expresar su naturaleza cavernosa. La iluminación juega un rol relevante dentro de la expresión de la cueva. No se ancla a ella, sino que se integra mediante monolitos de piedra que soportan lanzas con luminarios.

Maquetas